En su autobiografía, Bixente Lizarazu cuenta cómo fué vivir con amanenzas de muertes

NYON, SWITZERLAND - APRIL 12: Bixente Lizarazu of FC Bayern looks on during an interview after to the UEFA Champions League and UEFA Europa League semi-final and final draws at the UEFA headquarters on April 12, 2013 in Nyon, Switzerland. (Photo by Harold Cunningham/Getty Images)

A pesar de su éxito, Bixente Lizarazu, ex internacional francés, enfrentó desafíos extraordinarios, incluidas amenazas de la organización vasca ETA en 2000.

En el año 2000, Bixente Lizarazu, internacional francés y lateral del Bayern de Múnich, hizo público una carta amenazadora de ETA. La organización separatista vasca exigió un “impuesto revolucionario” a cambio de protección.

La carta, enviada desde París, estaba reescrita en euskera y dirigida a los padres de Lizarazu, afincados en Hendaya.

En la misma se calificó de “traidor afortunado” y lo acusó de haber defendido los colores de Francia, “un Estado enemigo”.

«Te pagaban cien veces más por vestir la camiseta de un Estado opresivo con dinero robado a los vascos y al pueblo vasco. Teniendo en cuenta los emolumentos recibidos del enemigo, ETA se dirige a usted”, así se escribe. ETA amenazó a Lizarazu con represalias si no pagaba.

“Estamos pidiendo ayuda financiera. […] Una falta de respuesta a nuestra solicitud daría lugar a una respuesta contra usted o contra su propiedad”, escribieron los separatistas vascos.

Por lo tanto, el jugador fue puesto bajo protección policial, tanto en Francia como en Alemania.

El campeón del mundo 98 habló de este difícil período en su autobiografía. Por eso los trenes del Bayern de Múnich atraviesan un Berlín cegado y con armas en la puerta principal.

“En Alemania con el Bayern viajaba a Berlín camuflado, Me imagino ser el Aston Martin de James Bond. En este delirio estaba en la piel del 007, era pesado, explicó.

El ex Bordeaux también razonaba que en el País Vasco la policía controlaba sus vehículos todas las mañanas. “En el País Vasco todas las mañanas inspeccionaban mi coche, miraban debajo, lo ponía en marcha. En los aeropuertos preparé las entradas secretas, reservadas a los jefes de Estado”, dijo.