Ousmane Dembélé no arranca. Y muchos se preguntan si alguna vez lo hará con la camiseta del Fútbol Club Barcelona. Tras una primera temporada de adaptación, esta campaña se le pedía un paso adelante para justificar los más de 100 millones que el Barça pagó al Borussia. Tras un inicio donde destacó su faceta goleadora, Dembélé ha vuelto a las andadas y tiene mosqueados a parte de la plantilla y el club. La última prueba fue ante el Inter, donde el francés no jugó ni un minuto. Ni siquiera calentó. Pero todo esto viene de lejos.
Como decimos, la temporada no podía arrancar mejor para Dembélé. Llegó de los últimos a la pretemporada tras ganar el Mundial de Rusia. Eso no le impidió disputar la final de la Supercopa de España, donde su gol fue decisivo para conquistar el título. Allí se atisbaba un poco de esperanza y se auguraba un año prometedor. En el debut liguero no marcó pero sí que lo hizo en los tres partidos siguientes ante Valladolid, Huesca y Real Sociedad.
El tanto de la remontada ante la Real Sociedad le hizo creer que ya lo tenía todo hecho. Pero no era así y pronto se dio cuenta. El siguiente partido de LaLiga fue en el Camp Nou ante el Girona. Los azulgranas empataron y Dembélé mostró su peor cara. Apático, perdiendo infinidad de balones y marcándose carreras sin sentido. Pero Valverde le volvió a dar la oportunidad en el once ante el Leganés. Y, si cabe, aún jugó peor partido.
El mejor escenario para un futbolista. Ante el Tottenham. Partido de Champions. Allí siempre juegan los mejores y Valverde lo dejó en el banquillo en detrimento de Arthur. El Barça, que venía de una mala racha de juego y resultados, se exhibió con un encuentro que enamoró a la afición. Y no era casualidad que Dembélé no participara. Era el primer toque de atención de Valverde.
El partido ante el conjunto hispalense puede marcar un antes y un después para el extremo. Arrancó en el banquillo pero la lesión de Messi le dio una oportunidad. Eso sí, previamente protagonizó un capítulo que no sentó nada bien en el vestuario. Dembélé tardó demasiado en prepararse para salir y los azulgranas estuvieron 10 minutos con 10 jugadores.
Una vez salió, su participación fue escasa y se le acusó de falta de actitud en la segunda parte. Una mala actitud que fue penalizada por el Camp Nou en el último minuto. Dembélé perdió un balón y la afición le pitó. Y la afición azulgrana siempre es soberana. Además, según cuenta l’Equipe, en el vestuario están muy molestos con los retrasos del francés en los entrenamientos. Por todos es sabido que los hábitos de ocio y comida del extremo son muy mejorables para un jugador que viste la camiseta azulgrana.
Fuente: sport.es