El Brujas asestó al Mónaco una derrota humillante que acabó con casi toda posibilidad de clasificación para los octavos de final y que ahonda en la profunda crisis institucional y deportiva del equipo del Principado.
En un desangelado estadio Luis II, a imagen del equipo local, el Brujas, que llevaba 13 años sin conocer la victoria en Liga de Campeones, sentenció al equipo rival en la primera parte con rápidos contraataques ante la mirada impasible y triste del técnico francés Thierry Henry.
Empezó fuerte el Mónaco. Como un animal herido y desesperado por desquitarse de tanta frustración, en los 10 primeros minutos pareció imponer su ritmo con dos remates, uno del colombiano Falcao de cabeza, que se fue rozando el palo, y otro más claro de Sofiane Diop, con la derecha a un centro de Tielemans.
Pero pronto la realidad se hizo patente, y la del Mónaco es muy dura: en el minuto 15 ya perdían por 0-2 con un doblete del belga Hans Vanaken, el primero tras un fallo defensivo y el segundo de penalti por mano de Barreca. El 0-3 fue obra del brasileño Wesley, tras una jugada individual que terminó con un disparo seco fuera de la frontal que sentenció el partido.
Las malas noticias se le acumulan al Mónaco: además de sufrir la baja para este partidos de hasta 10 jugadores, en el plano institucional se conoció la detención del presidente de la entidad, el ruso Dmitri Rybolovlev, investigado por corrupción y tráfico de influencias, según el diario «Le Monde».
Lo siguió intentando el equipo del Principado por inercia pero sin convicción y el Brujas, un equipo veloz y vistoso, mantenía su peligro esperando el fallo.
El capitán del Mónaco, el colombiano Radamel Falcao, pitado al ser sustituido por el joven francés Gobe Gouano (17 años), demostró en el campo ser el fiel reflejo de la frustración monegasca y, aunque se mostró participativo no pudo estrenar su casillero goleador en esta edición de la Liga de Campeones.
El escaso público local pronto mostró su enfado contra su equipo con aplausos irónicos o con pitidos generalizados. Ya en la segunda parte Vormer, al filo del final, aumentó una goleada que no hace sino simbolizar la crisis total que vive el Mónaco.
Fuente: sport.es