Griezmann y el cementerio de los delanteros olvidados de Messi

Mientras el cementerio de los libros olvidados llora la muerte de Carlos Ruiz ZafónAntoine Griezmann dio un pasito más hacia el cementerio de delanteros olvidados de Leo Messi. Talentos que aterrizan en Barcelona rezumando ambición pero que acaban siendo barridos por la sombra del vendaval Messi. En Sevilla ‘El principito’ empezó en el banquillo y no aportó nada en un cuarto de hora de juego para romper el empate en el Sánchez Pizjuán.

«Para llegar a cualquier cosa que te propongas hace falta primero la ambición y luego el talento, el conocimiento y, finalmente, la oportunidad», escribía Zafón en ‘El juego del ángel’, segundo volumen de su célebre tetralogía. Griezmann parece haber perdido su juego y su ángel desde que ha llegado a Barcelona. Quizás marcó su suerte cuando hace un par de años rechazó la oportunidad de vestir de azulgrana. A ese desplante añadió otro al decir que ya se sentaba en la mesa de Cristiano y Messi.

Hay frases que traen mal fario, como cuando Alexis Sánchez le dijo en su primer entrenamiento a Andoni Zubizarreta que le agradecía que le hubiera fichado «porque aquí será donde yo pueda ganar el Balón de Oro». El delantero chileno y Zlatan Ibrahimovic vieron sus ambiciones frustradas y tuvieron que hacer las maletas para volver a brillar. Hasta Neymar, de los pocos que no han sido eclipsados por el rey sol, puso rumbo a París para tener la luz que no encontró y ahora es el prisionero del cielo francés-qatarí.

El laberinto de los espíritus

Griezmann persigue sombras en el laberinto de los espíritus por el que han transitado también Coutinho y Dembelé. Tras el parón del coronavirus su suerte no ha cambiado. Ha visto como marcaban todos casi todos los delanteros (Messi, Ansu Fati y Braithwaite) menos él y que cuando lograba un tanto el VAR se lo anulaba. Y, pese a que Quique Setién le haya cubierto de elogios en la última semana, ante el Sevilla se quedó el banquillo (como ya había pasado en el partido de la primera vuelta). Y cuando el técnico azulgrana sustituyó a Braithwaite  prefirió probar a Vidal de extremo, antes de darle el último cuarto de hora al delantero francés en el que no aportó peligro.
El Sevilla es uno de los rivales favoritos de Leo. Hasta el viernes, el 10 llevaba 37 goles -12 en el Sánchez Pizjuán- en 38 partidos contra los sevillistas. Pero en esta ocasión no pudo continuar su idilio sevillano.

Inventos contra las faltas del ’10’

El impacto de Messi y el de Griezmann en el juego trasciende sus números. Los del excolchonero no son malos (14 goles en 40 partidos), aunque la falta de sintonía con Leo ha sido palpable cada vez que han coincidido en el campo. En cambio, Leo siembra el pánico en los rivales como se demostró en el Sánchez Pizjuán de nuevo cada vez que se preparaba para tirar una falta. La más clara a los 20 minutos. Un jugador se tumbó tras la barrera y Koundé corrió hacia atrás para sacarla bajo palos para poder despejarla. Algo que se reprodujo a 20 minutos del final, aunque esta vez fue el portero Tomas Vaclik quien consiguió repelerla con la punta de los dedos.

Al Barça se le podría escapar el liderato de entre los dedos si el Madrid gana a la Real Sociedad. «Será muy difícil ganar la Liga. Viendo las dos jornadas que llevamos creo que el Madrid perderá pocos puntos. Va a ser difícil…», reconocía Gerard Piqué tras el encuentro. Más optimista se mostró Setién. «Estoy seguro de que el Madrid tampoco va a ganarlo todo. Los rivales siempre tienen cosas que decir. Hay que ser optimista. Ahora no dependes de ti, esto va a cambiar. Quedan muchos partidos», valoró tras analizar el choque. «Estuvimos francamente bien, tuvimos 30 minutos muy buenos, nos desordenamos en la presión. En la segunda parte hemos perdido algunos balones para darles vida. La sensación no es del todo positiva». 

Fuente: elperiodico.com