Cuando una temporada llega a su fin, todos son preguntas. Y si el sabor que queda es amargo, como es el caso del Real Madrid tras su eliminación ante el City, las incógnitas son más grandes. Sobre todo, si además, una de ellas, la de la continuidad del entrenador, no está asegurada.
Y es que eso es lo que provocó Zidane tras su rueda de prensa en el Etihad Stadium: dudas. El galo no quiso asegurar al 100% su presencia en el banquillo durante la próxima campaña y la afición recordó el episodio de Kiev 2018 cuando, sin previo aviso, el francés dio por terminada su etapa como entrenador tras haber conquistado una nueva Champions.
No quieren en el club -ni en los despachos ni en la grada- que Zidane rompa de nuevo los esquemas cogiendo la puerta, pero después de sus palabras nada tranquilizadoras, ya existe el temor de que la historia se repita. Por entonces alegó que, con esa plantilla, ya no se podía ganar nada más. Una plantilla que, un año después, volvió a heredar, la intentó remodelar sin demasiado éxito, y conquistó la Liga más atípica de la historia.
La decisión, por tanto, todavía está en el aire. El hecho de que Zidane no asegurara nada en Manchester así lo prueba y, en el Madrid, ante un calendario que no cesa y un comienzo de Liga más próximo que nunca, no descartan nada.
Así pues, el tiempo apremia y, según pasen las fechas y Zidane mantenga su silencio, el conjunto blanco podrá seguir respirando tranquilo -en los despachos y en la grada-. La inquietud entrará si, como ya pasara en 2018, suena el teléfono de Florentino Pérez y al otro lado está Zidane dando por cerrada su segunda etapa.
Fuente: mundodeportivo.com
